domingo, 6 de noviembre de 2011

Textos y citas del libro "Utopía" de Tomás Moro


La ignorancia de los hombres les ha inducido a dar más valor, no a lo que es más útil, sino a lo que es más escaso.
Lo único que se tenía por ilícito era el afirmar que las almas mueren con los cuerpos, o que el mundo viene gobernado por el azar sin intervención alguna de la providencia divina, por estimar que después de esta vida han de ser castigados los vicios y premiadas las virtudes, los que negaban esto último eran tenidos por peores que bestias, y ni siquiera les hacían figurar entre el número de los ciudadanos, como seres que sin temor alguno al más allá no harán caso de ninguna buena ley ni sana costumbre.
Así, cuando miro esas repúblicas que hoy día florecen por todas partes, no veo en ellas - ¡Dios me perdone! - sino la conjura de los ricos para procurarse sus propias comodidades en nombre de la república. Imaginan e inventan toda suerte de artificios para conservar, sin miedo a perderlas, todas las cosas de que se han apropiado con malas artes, y también para abusar de los pobres pagándoles por su trabajo tan poco dinero como pueden. Y cuando los ricos han decretado que tales invenciones se lleven a efecto en beneficio de la comunidad, es decir, también de los pobres, enseguida se convierten en leyes."
Conviene poner la atención en la duración del trabajo para no llamarse a engaño, pues podía imaginarse que con solamente seis horas de trabajo diario no podrán producirse los bienes cuyo uso es indispensable, lo cual está muy lejos de suceder, porque con este tiempo, no solamente basta sino que sobra para obtener en abundancia las cosas necesarias para la vida y aún las superfluas.
Toda la enseñanza se da y se recibe en su propio idioma natural, que interpreta sus sentimientos y estados de ánimo mejor que cualquier otro.
No hemos de ser menos favorables con nosotros mismos que con los demás. 
Las mujeres no se casan hasta los doce años, y los hombres hasta los dieciséis.
Una mujer mayor y de buena fama manifiesta a la doncella al futuro esposo completamente desnuda, y lo mismo hace un grave varón con el novio ante la novia.
Abominan en gran manera la guerra como cosa bestial, ya que ni las fieras más fieras la hacen tanto como el hombre. 

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